Nace poeta de probeta en Chiapas
Carlos H. Selvas
I
El pasado 6 de octubre se llevó a cabo en el Auditorio del Centro Cultural de Chiapas “Jaime Sabines”, una de las aberraciones más increíbles en el ámbito de la cultura en nuestro estado, la premiación al “ganador” del Primer Concurso Estatal de Poesía Enoch Cancino Casahonda, célebre poeta chiapaneco y universal, recién fallecido (marzo-2010). Certamen convocado por el Gobierno del estado a través del Coneculta, por iniciativa del señor gobernador Juan Sabines Guerrero, durante el homenaje de cuerpo presente rendido en el H. Congreso —la noche del fallecimiento— a tan inolvidable poeta, médico y amigo de muchísimos chiapanecos.
¿Porqué una de las aberraciones más increíbles?, simplemente por lo siguiente: a una semana de conmemorarse el 86 aniversario del nacimiento de nuestro querido Noquis, de manera misteriosa se dio a conocer por internet la convocatoria del concurso, convocatoria que debió haber sido publicada casi de inmediato, siguiendo a pasos agigantados las instrucciones giradas por el ejecutivo estatal, para así poderla difundir como se debe difundir cualquier convocatoria, es decir, con antelación y no a última hora.
Génesis, capítulo uno: Esta misteriosa publicación no era más que la forma de encubrir lo que ya estaba pactado por la dirección del Coneculta y el urólogo Hernán León Velasco, hoy poeta in vitro. La nueva revelación literaria. Por cierto, estuvo en el Hospital del ISSSTE durante los días de agonía del extinto homenajeado, urólogo que de alguna manera allí reencontró el camino para enaltecer su insaciable ego y afán de notoriedad, dos años después de haber sido premiado por su inédita obra con el Premio de Poesía Armando Duvalier, convocado por una asociación de poetas y escritores muertos —todo en minúsculas—, que comanda la dizque poeta Blanca Margarita López Alegría, nefasto personaje que ha lucrado con una añeja y desteñida fotografía donde aparece junto a Jaime Sabines, y que en relación al premio en cuestión, mucho tuvo que ver con la designación del poeta de probeta, quien en lugar de traer bajo el brazo una torta, trajo un cheque.
Como es del conocimiento de muchos, el poetísimo no hay evento cultural a donde no haga acto de presencia sin la compañía de su fotógrafo personal, y de esa manera aprovechar posar con los participantes o invitados, como si se tratase de viejos conocidos o colegas en el andar de la creación literaria, muestra de ello fue el pasado Cuarto Festival Internacional de Letras Jaime Sabines, donde no perdió tiempo alguno para seguir auto-mintiéndose fotográficamente.
Génesis, capítulo dos: La presencia en el festival arriba mencionado del poeta jiquipilteco Uvel Vásquez se debió gracias al urólogo, quien intervino ante el alto mando del Coneculta para la inclusión de su protegido y amigo, y de esta manera agradecerle los favores poéticos hechos al futuro trabajo ganador, ”Los Rostros del Mar”, cuyo verdadero nombre debe ser “Los Rostros del Cinismo”.
Génesis, capítulo tres: ¿Porqué no se invitó a poetas como: José Falconi Oliva, Gustavo Ruíz Pascacio, Roberto Rico, Uberto Santos, Francisco Álvarez, Roberto León Chanona, Javier Molina?, por mencionar a algunos. Va apareciendo la vaina, como diría nuestro gran poeta capusbuvense y finado, Quincho Vásquez.
Génesis, capítulo cuatro: El jurado debió estar integrado —de haber hecho en forma y tiempo la convocatoria— por intelectuales mexicanos de reconocido prestigio, ajenos a los grupos o mafias culturales que existen en Chiapas, a quienes pudieron enviárseles los trabajos en cualquier parte del país donde se encontraran, y desde ahí emitir su fallo inapelable.
Sobre este punto, quiero hacer personal referencia de una llamada telefónica que recibí antes de la publicación en internert de la convocatoria, por parte de un Judas invitado a la fiesta del engaño, quien me pidió le sugiriera algunos nombres para integrar el jurado, pues era urgente contar con él, a lo que accedí, mencionándole a Gustavo Ruiz Pascacio, Roberto Rico Chong y Javier Molina, todos con amplia trayectoria y oficio poético, y sobre todo con honestidad y ética intelectual. Al parecer fueron tomados en cuenta, pero días después quedaron fuera, dizque, por instrucciones gubernamentales, verdad incierta, quedando en su lugar los tristedementes célebres verdugos ya conocidos por la opinión pública, cuyos nombres no merecen ni siquiera ser mencionados en este espacio, pese al patético discurso pronunciado el día de la premiación por el presidente del jurado, a quien sin duda alguna le vendaron los ojos, le amarraron las manos y le llenaron las bolsas con alguna cantidad de nada malos billetes, y así campechanamente hacerlo decir algo parecido a esto: “perdón poetas, amigos todos, palo dado ni Dios lo quita”.
En síntesis, los alfiles locales ya preparados para validar la imposición le impidieron al costeño y defeño ir más a fondo en el análisis de cada uno de los trabajos reunidos. ¡Qué chingonería de jurado! La lógica, dos contra uno. Sólo falta que a uno de ellos junto a su cónyuge los premien con una beca del PECDA 2011, por tan excelso trabajo. Sobre el “acertado fallo” habría que preguntarles a los organizadores ¿dónde quedó el acta notarial?, la que por seriedad debe levantarse y ser leída en el acto de premiación. Se la trago la tierra. Además, ¿quién fue el notario? Con el derecho que me asiste como escritor de poesía envié un trabajo, el cual, creo fue de entrada descalificado, pues al platicar telefónicamente con Marvin, sobre quienes integrarían el jurado, le hice mención que esperaba no fueran a ser incluidos quienes gozan de una fama de incondicionales y serviles centaveros, los nombres salen sobrando, a lo que tuve respuesta, ¿Cómo sabes que son ellos?, la respuesta fue: lo intuyo. Dicho y hecho, ahí estuvieron. La encomienda estaba dada. Aún así, esperé, al igual que los demás participantes el resultado, mismo que se daría a conocer el lunes 04 de octubre en la página de internet referida en la convocatoria. Llegó el día, y nada, la página decía: “por razones técnicas, el resultado se dará a conocer a las 8 pm”. Ni pedos, a seguir en la espera. Al día siguiente –martes 05—, muchas veces consulté la página, decía lo mismo, ante tal incertidumbre llamé al Coneculta y nadie contestaba. La sospecha iba siendo realidad. Miércoles 06, llamé de nuevo telefónicamente a Marvin —a las 12 am—, quien me informó que aún no había ganador. Sorpresa, al poco tiempo recibo una llamada de Marvin —13:45 pm— para preguntarme sobre mi segundo apellido, la respuesta fue: Mendoza, respondiéndome te llamo en 20 minutos, minutos que nunca se cumplieron. La sospecha crecía. Algo estarán tramando me dije en silencio, sin dejar a un lado las expectativas creadas por tal llamada hecha por Marvin, ganar el certamen, no por mi grandísima amistad con el doctor Cancino Casahonda, de quien fui durante su gestión como presidente municipal de Tuxtla, director y fundador de la hoy Red Municipal de Bibliotecas y de lo que es también la actual Casa de la Cultura, misma que nació como Comité Municipal de Cultura, sino por la confianza en mi trabajo poético.
Génesis, capítulo seis: El día martes, Víctor (a quien desde estas líneas le deseo sinceramente pronta recuperación, después del lamentable suceso en que se vio envuelto la madrugada siguiente de la “premiación”) me pidió también que lo ayudara en la repartición de las invitaciones, argumentando que yo conocía los domicilios de los invitados, y que para tal favor contara con un vehículo y chofer del Coneculta, de nueva cuenta accedí, no sin antes repetirle que lo hacía principalmente por el doctor Enoch, y por qué no reconocerlo por ayudar de paso a Marvin, para que el evento contara con la asistencia de muchas amistades del poeta. Por esa fecha, no había leído lo que apareció publicado en la Revista Aerópago, en su edición fechada del 30 de septiembre.
Génesis, capítulo siete: Al secretario técnico le hice mención que me encontraba participando en el certamen, lo cual podría levantar más de una sospecha relacionada a ser el elegido para el premio, a lo que me respondió: no se preocupe, maestro, no pasa nada. Claro que no pasaría nada.
Génesis, capítulo ocho: El mismo día, al hablar con Marvin —15:30 pm— para preguntarle por el resultado, notoriamente nerviosa me dijo: ya tenemos ganador, es el doctor equis; segundo lugar, Balam Rodrigo; tercer lugar, Yolanda Gómez Fuentes, y mención honorífica Alejandro Molinari, atónito le pregunté: entonces porqué me llamaste para pedirme mi segundo apellido, no hubo respuesta, pues en ese instante se escuchaba el infantil llanto de su pequeña hija, llanto que hábilmente aprovechó para decirme: hablamos después, hermanito, tengo que darle de comer a mi hija, que Dios te bendiga, acto seguido, se cortó la comunicación, así de fácil, la respuesta estaba dada.
Proverbios, capítulo uno: Haz el bien, no veas a quién. El colmo del cinismo, el miércoles muy temprano recibo una llamada del secretario técnico, en la que patéticamente me suplicaba le ayudara a informar a los invitados de la lista el cambio de sede y de horario de tan trascendental evento, a lo que le respondí: está cabrón lo que me solicitas, pero déjame buscar en mi directorio el teléfono de algunos de ellos, es la única manera de poderlos ayudar. Lo hice. Acción que fue del conocimiento de Marvin, a través de una llamada mía a ella y a su secretario particular a quien avisé previamente.
Proverbios, capítulo dos: Quienes fueron informados del repentino cambio, en su mayoría exclamaron: qué poca madre, cómo hacen eso, qué animales, mi respuesta a ellos: es su problema, compréndanlos —Qué bondadoso me vi.
Éxodo, capítulo uno: Paradójicamente, el que repartió más de 60 invitaciones, motivado por una profunda y emergente reflexión interna, optó por no asistir, principalmente por respeto al doctor Cancino Casahonda, cuyo nombre más que haber sido homenajeado fue severamente mancillado por los integrantes del jurado y la directora del Coneculta.
Éxodo, capítulo dos: Inusitadamente se montó un aparato de seguridad a la entrada al Centro Cultural, y, por consiguiente, a la entrada del auditorio, medida nunca antes vista en un evento cultural, lo que dejó pésimo sabor de boca entre los invitados oficiales y también entre los acarreados, quienes, en gran mayoría eran estudiantes de medicina de la universidad Salazar, de donde es catedrático el futuro premio Nobel de Literatura, el próximo año.
Éxodo, capítulo tres: Dicha medida de seguridad fue so pretexto que el día anterior se recibió una llamada telefónica alertando sobre una posible explosión de algún artefacto, lo que desató la ya esperada paranoia de los organizadores del excelso evento. Amenaza que nunca existió, a decir de muchos trabajadores del mencionado lugar, más bien fue por el temor que alguien —tal vez los poetas no premiados— provocaran un desaguisado a la hora de la investidura y premiación de tan Nobel poeta. Medida más que absurda, churriguerezca. Paranoia en total expresión, dirían algunos.
Salmos, capítulo único: Desde aquí, agradezco públicamente a Marvin, su valiosa intervención ante el subsecretario de gobierno, en relación al problema de salud que aún me aqueja (hernia-discal). Agradecimiento que hago extensible al doctor Nemesio Ponce Sánchez y a su equipo de colaboradores, por el irrestricto apoyo recibido en tiempo y forma. Así, también, agradezco de nuevo a Marvin, la publicación de los carteles alusivos a mi obra poética y plástica, amén, del trabajo como maestro de pintura en Chiapa de Corzo, y por la adquisición de algunas obras mías, pagadas, me consta, con dinero de ella, sin recibo alguno que pudiera sugerir equis erogación oficial. Hechos que no significan en mí bajar la cabeza, esconder la dignidad, acallar la voz ante lo sucedido, pues tengo el total derecho a expresar mi inconformidad e indignación ante cualquier tipo de injusticias en el rubro que sean. Si este derecho a ejercer la libertad de expresión trae consigo ser retirado del trabajo y no pagarme los honorarios correspondientes a septiembre y parte de octubre, pues, adelante.
Apocalipsis, capítulo único: El juez tiempo pondrá en el lugar correspondiente a los aquí involucrados. Dará la razón a quien la tenga, verdugos y víctimas. De mi parte, seguiré siendo un humilde creador hasta el último día de mi existir ante el verdadero Creador de todas las cosas. Por último, Marvin, que Dios te perdone y te bendiga.
Posdata: Retiré el libro “Entre palabras y Pinceles” que remitiste a la Dirección de Publicaciones para su edición. Como no es posible comunicarse contigo telefónicamente, opté por este medio. Muchas gracias por la buena intención.
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