¿Pinocho?

¿Pinocho?
De ningún modo, es el canshapito posando con una su mascarita de parachiquito

jueves, 13 de mayo de 2010

El Canshape (VI)

·Desafuero a golpeadores ·Comerciante cumplidor

Crecí al lado de tres mujeres magníficas: mi abuela Candelaria, mi madre Libertad y mi hermana Nirvana. Ellas me enseñaron con su trato el gran regalo que tenemos de contar con su compañía en este mundo. Jamás me sentí solo por no tener a mi padre conmigo, ellas se las ingeniaron y agradezco todo lo que hicieron por mí. Hoy amo a una mujer que es mi complemento y mi gran alegría, no le veo más que virtudes. Desde su llegada a mi vida soy una mejor persona, y por eso quiero cuidarla y hacerla feliz. No imagino un mundo más amable sin las mujeres, por eso me duele hasta las médula cuando leo en las noticias que la violencia contra ellas continúa, que son las propias autoridades —desde luego las ignorantes y silvestres— quienes les hacen daño, en lugar de ser ellas quienes las protejan, de feminicidios, de violaciones y de otras cosas que no se merecen ni en pesadillas.
De los casos sonados está el del presidente de Pantepec, Enrique Hernández Vázquez, quien durante el concierto ofrecido por José Manuel Figueroa con motivo del Día de las Madres, abofeteó y pateó en público a su esposa Estela Velasco. En estado de ebriedad le gritó a los presentes que no se metieran porque era un asunto entre “su vieja” y él. Lo grave del asunto es que la propia agredida se negó a recibir atenciones médicas como diciendo “déjenlo que me pegue, para eso quería yo marido”.
También en Pichucalco se dio un caso similar, el celebérrimo El Pozol (A), Santiago Quevedo Escobar, secretario municipal, volvió a escena al cachetear y tirar de las escaleras del ayuntamiento a la regidora petista Laura Hernández, quien solicitaba la carta de residencia de su candidata a la alcaldía, Laura Luna. Este oscuro personaje —ha de ser pozol de cacao— debe pagar ya no por su abuso de autoridad, varias veces denunciado por el corresponsal Rafael Velasco, sino por esta agresión que evidencia no sólo a una persona enferma de poder, sino de sus facultades mentales.
Estos dos casos deben ser tomados en cuenta por la Comisión de Equidad de Género del Congreso del estado, considerar seriamente el desafuero para que todo el peso de las leyes chiapanecas caiga sobre ellos. De nada sirven leyes pensadas en el empoderamiento de la mujer, si no se aplican. Esta es la oportunidad de mostrar la buena voluntad de nuestro gobierno. Y, por favor, mujeres, denuncien.
En Facebook se lee una frase que puede ayudar a crear consciencia:
Mientras le gritas a tu mujer, hay un hombre deseando hablarle al oído. Mientras humillas, ofendes, insultas y degradas a tu mujer, hay un hombre cortejándola y recordándole que es grande. Mientras violentas a tu mujer, hay un hombre deseando hacerle el amor. Mientras haces llorar a tu mujer, hay un hombre que le roba sonrisas.

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Con el fin de regularizar el comercio informal en Chiapas, el gobierno del estado puso en marcha la estrategia “Comerciante cumplidor”, que busca que los pequeños giros como venta de manguito con chile, elote asado, frutas, jocote curtido, cacahuate, helados, caballito, turulete, gelatinas, flanes, pozol, tamales, churros; boleros, artesanos, joyeros, algodoneros, globeros, y demás, contribuyan con su respectivo pago de impuestos, pero, también, reciban herramientas para sus negocios, descuentos y asistencias, y seguro de vida, gastos médicos, enfermedades graves y siniestros.
Los interesados deben acudir al módulo de atención ciudadana ubicado en Palacio de Gobierno. Los requisitos son ser mayor de edad y darse de alta en el régimen de pequeños contribuyentes en la sucursal de BanChiapas más cercana. Esta estrategia, que puede parecer pesada para los que ganan poco, tiene sus beneficios. Primero, pagarán los impuestos proporcionales a su actividad, de modo que no será mucho. Segundo, y lo verdaderamente bueno, tendrán garantías de salud y seguridad que en las actuales condiciones, y por más que trabajen, difícilmente lograrían por su cuenta.