¿Pinocho?

¿Pinocho?
De ningún modo, es el canshapito posando con una su mascarita de parachiquito

jueves, 1 de julio de 2010

El Canshape (XII)


·No al voto nulo ·Reemplazo familiar
·Pronósticos: ya me vi

En las redes sociales hay una campaña que impulsa el voto nulo para este 04 de julio, dice que es la medida para mostrarle a los políticos y al sistema partidista que se está inconforme y que se debe redirigir el rumbo de la política mexicana. Me pregunto cómo un sufragio que no tiene ningún valor pueda hacer el cambio.
El voto nulo, me parece, no cambiará finalmente nada. Los políticos no sienten ningún tipo de remordimiento porque la ciudadanía esté inconforme y lo manifieste en las boletas electorales; al contrario, les facilitan el trabajo, porque con menos votos, con menos competencia, obtendrán las curules. La mayor parte de la ciudadanía está desorganizada y difícilmente habría un candidato ciudadano que represente el interés del pueblo, para ello tendrían que organizarse, y al hacerlo terminarían convirtiéndose en lo que detestan: partidos políticos, grupos en busca del poder.
El voto nulo en lugar de una bandera para exhibir con orgullo, representa la medida desesperada de quien no ve más posibilidades, y como nulo no vale nada, repito; de modo que se pierde la oportunidad, el derecho, y la obligación cívica de contribuir activamente a la elección de los funcionarios públicos y la construcción de la democracia. El voto nulo se ha ejercicio ya en procesos pasados y qué ha cambiado: nada.
¿De modo que seguiremos quemando en vano nuestro único cartucho por una manifestación rebelde que en términos prácticos no tiene ningún peso jurídico ni electoral? No creo sea el camino.

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Después del asesinato de Rodolfo Torre Cantú, aspirante a la gubernatura de Tamaulipas por el PRI, debe hacerse algo para evitar que la alianza gane tan desenfadadamente. Aunque no haya tenido nada que ver, esto no puede resultarles sólo un golpe de suerte. Sería hasta justo que se posterguen las elecciones o que la alianza cambie de candidato; de lo contrario, no habrá legitimidad.
El PRI de Tamaulipas designó a Edigio Torre Cantú, hermano del candidato asesinado, para que se continúe con la contienda: “Pido no interrumpir el sueño de mi hermano Rodolfo. Tomar este puesto no ha sido decisión fácil”. Puede que los sectores indignados voten por este candidato, y la muerte del favorito para la gubernatura sea capitalizada, puede, pero no creo.

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La elección de presidentes municipales y diputados locales será este domingo 04 de julio, por lo tanto, y basado en lo capitalizado en las campañas, podríamos hacer un pronóstico. Ai le va: En Tuxtla Gutiérrez ganará por un gran tanto Yassir Vázquez, porque le metió con todo desde el principio para ganar la simpatía del electorado. Nadie puede negar que le echó ganas. Su jordana fue a pie y tuvo contacto con la gente, a la que escuchó y con la que hizo compromisos. Se tomó en serio su papel de candidato y como tal recorrió las colonias, no se sintió en la silla ni retozó en sus laureles. Es cierto que al principio pocos lo conocían, pero el trabajo hecho hablará por él. Los demás se sintieron perdidos y ni se esforzaron.
Si las cosas marchan democráticamente, en Tecpatán se alzará con el triunfo el joven priísta Luis Márquez, porque está convencido de que puede lograr el desarrollo de su municipio, y la gente ya no quiere saber nada de los que forman parte del actual ayuntamiento, quienes todo el tiempo le han cerrado las puertas a los más necesitados y utilizan el poder para su beneficio. Los tecpatecos no permitirán que el cacique Jorge Betancourt ponga títeres para cuidarse la espalda.
En Villaflores la experiencia se impondrá con Germán Jiménez, histórico líder social de la región frailescana. La gente recuerda con agrado el gran desarrollo que llegó a la ciudad de las flores cuando fue presidente municipal hace 30 años. Confiarán nuevamente en él porque es un campesino comprometido con la gente humilde, quien en su momento pagó con cárcel encabezar movimientos en beneficio del pueblo. Quien sirve bien merece gobernar de nuevo.
El cierre de campaña de Guillermo Toledo Moguel, candidato de la coalición Unidad por Chiapas por la presidencia de Cintalapa, que reunió a más de 5 mil personas, es una clara muestra de las preferencias del pueblo chimbombo. En Palenque, Rafael Ceballos lleva las de ganar, un hombre que sabe la importancia de la política para servir al pueblo. De igual forma, en Tapachula, se espera que el Torito, Neftalí del Toro, del PRI, tenga su mejor corrida. Comitán ganará con la ola verde. Los demás municipios seguirán la tendencia.

martes, 29 de junio de 2010


Campaña bajo la lluvia
Luis Márquez, candidato del PRI a la presidencia de Tecpatán, lleva hasta el último rincón su propuesta de “un gobierno que trabaje para todos”

En la región del Mezcalapa el cielo se tapiza con densas nubes grises durante tres meses al año. Estamos en esa época: alrededor de 100 días consecutivos lloverá día y noche. Esta cortina permanente de agua hará que el verde que caracteriza a esta región se torne más intenso todavía (se sacia la sed de la tierra), pero también que los ríos aumenten su cauce con riesgo de desbordamiento; que los caminos y carreteras se obstruyan con los continuos derrumbes…
Es sábado. Estamos en Tecpatán y la vida parece detenerse este día de reposo. La mayoría de la población de este municipio es de fe evangélica y nada, por más curioso o desastroso que pueda ser, hará que abandonen su consagración al Creador de todas las cosas. A pesar de la efervescencia política (se busca renovar el ayuntamiento y la diputación local por el distrito XIII) el pueblo está en calma.
Pero ya no queda tiempo, y cada minuto de aquí al cierre de las campañas políticas debe ser exprimido. Esto se hará hoy: Luis Márquez, joven candidato del PRI a la presidencia municipal de Tecpatán, y su equipo visitarán cuatro comunidades (Juan Sabines, Vicente Guerrero, Unión Azapac y Emiliano Zapata), cada una a por lo menos 50 o 60 minutos de camino, debido a las malas condiciones de las vías de comunicación: encharcamientos, deslaves, neblina, ganado suelto.
Desde la seis de la mañana inician los preparativos. Se ha dormido poco, la jornada de ayer terminó cerca de las tres de la mañana de hoy, pero no es para menos, sólo se cuenta con 20 días para recorrer las 353 comunidades del municipio, algunas tan distantes que hay que viajar una hora en carretera, otra en lancha por la presa Malpaso, y dos más caminando con botas de hule porque los pies se hunden en el lodo espeso.
Citados en canchas, casas particulares, calles, y demás sitios públicos, uno podría pensar que la gente no llegará a la reunión porque el agua es constante y es más fácil quedarse en casa, seco y tibio, que salir a la calle, mojarse y pasar frío. Pero no, ahí están esperando a su candidato, en quien tienen confianza, y de quien esperan cambios para bien. Están cansados de que la misma gente en el poder siga, que sólo beneficien a uno cuantos, que le cierren las puertas a la gran mayoría.
Se nota que esta gente ya no va a quedarse callada, piden, exigen se les tome en cuenta, a través de sus representantes exponen necesidades, hacen firmar compromisos. Se escuchan frases sueltas entre la multitud atenta a las propuestas: “ojalá este chavo nos salga bueno, ya ves que ni caso nos hacen los que están”, “hay que hacerlo firmar los compromisos para que no quede en puro palabrerío”, “pues se ve que no está maleado, pero saber si sabrá trabajar”, “pues cuando se tienen ganas de hacer bien las cosas aunque no se tenga mucha experiencia se hacen”.
Luis Márquez —El Arquitecto, como lo conocen— habla. Es un discurso depurado, fortalecido con las necesidades y propuestas de cada lugar visitado; son palabras sencillas, de pueblo:
“Los invito a formar parte de este proyecto, en donde ustedes son lo más importante, en donde todos los sectores tengan cabida. Por eso nuestro gobierno apoyará al campo, al comercio, a los productores, a las madres solteras, a los adultos mayores, al deporte, al empleo y la educación porque gente como ustedes me respalda.”
La lluvia continúa, se escucha fuerte en el techo de lámina, pero los aplausos de despedida y apoyo son más intensos. Hay que continuar con el recorrido, faltan tres comunidades.


Arremetida sucia
A través de una carta pública, familiares y simpatizantes de Luis Enrique Aguilar Márquez denuncian las diversas amenazas y arbitrariedades de las que han sido objeto desde hace tres meses por parte del actual ayuntamiento tecpaneco, y señalan directamente a Jorge Betancourt Esponda, director de obras públicas y conocido cacique de la región, de abandonar por completo su cargo y operar directamente a favor de las campañas aliancistas por la diputación del Distrito XIII y presidencia municipal.
Del mismo modo, son varios los regidores señalados por los mismos motivos: Ameth Valencia Márquez, regidor de la comunidad Emiliano Zapata; Viviel Aguilar de la Cruz, regidor de Francisco I. Madero; Juan Carlos Pérez Flores; regidor de la cabecera municipal; Armando Méndez Estrada, del ejido El Porvenir; Aroldo de la Cruz, director de Protección Civil y comisariado ejidal de El Porvenir.
Dentro de las acciones en contra del candidato priísta destacan las viejas prácticas electoreras que a continuación se señalan: Amenazas (de agresión física, pérdida de empleo, desprestigio social, etcétera); invención de cargos y delitos (varios familiares y promotores del candidato han sido acusados de delitos y acciones ficticias que buscan poner en tela de juicio su honorabilidad, por lo que algunos ya están arraigados y otros escondidos); calumnia y difamación (señalamientos de licenciosos, alcohólicos, homosexuales, etcétera, a través de pasquines y panfletos); uso de programas sociales como 70 y más, Chiapas Solidario, Oportunidades, entre otros, para condicionar el voto de la ciudadanía; destrucción de propaganda (para ello contratan a menores de edad, fomentan el vandalismo).
El documento concluye: “Por lo expuesto, es necesario y urgente que las autoridades competentes intervengan, regulen y sancionen estas acciones que enturbian el actual proceso electoral, vulneran el Estado de Derecho, y atentan contra las garantías individuales de todo mexicano de votar y ser votado, conforme a lo dispuesto en nuestra Constitución”.


Hostigamiento
La jornada concluye en la cancha techada del ejido Emiliano Zapata. Acá las necesidades sentidas son la falta de agua y la construcción de un telebachillerato; se promete y se firma el compromiso por trabajar al respecto. Son las 10 de la noche (en Tecpatán se maneja la hora normal; es decir, las 11 de la noche en horario de verano) y la lluvia continúa sin mengua. Uno llega a preguntarse de dónde viene tanta agua y la imagen bíblica del diluvio surca la mente.
Camino a la cabecera municipal la caravana de Luis Márquez es interceptada por policías municipales, les preguntan de dónde vienen, qué estuvieron haciendo; les exigen el permiso de conducir y la tarjeta de circulación, y en la actitud oficial hay un asomo de provocación. “Esto es de todos los días”, se escucha al interior del vehículo.

lunes, 28 de junio de 2010

Casa de citas (VII)


La guerra
Héctor Cortés Mandujano

En El vestidor (1983, dirección de Peter Yates, con Albert Finney y Tom Courtenay) un viejo actor de teatro, lascivo, caprichoso y tirano, especialista en obras de Shakespeare, comienza a confundir su mundo con los textos del bardo inglés. Cuando lo internan y lo van a inyectar para que duerma se exalta y avienta todo mientras declama un famoso diálogo de Macbeth, que cito de memoria: “Glamis no podrá dormir, Cawdor no podrá dormir, Macbeth no podrá dormir, Macbeth ha matado el sueño”; después confunde el maquillaje de Otelo (que era moro, de piel oscura) con el viejo rey Lear, cuya dificultosa puesta en escena ocupa buena parte de la película. El primer actor, sin embargo, no es la estrella de la cinta, de clara prosapia teatral, sino su ayudante, su vestidor.
Norman es un amanerado generoso, simpático, inteligente y el verdadero motor de la miseria humana (magnífico en las tablas, eso sí) que tiene como patrón. Pese al desconsuelo social (la cinta se ubica en los días de gloria de Hitler, en una Inglaterra capitaneada por Churchill) Norman es alegre y optimista: “El optimismo, le dice una de las actrices, es una enfermedad”. Tom Courtenay, el actor que lo encarna, es francamente magistral, como esta frase que Norman dice cuando le ordenan que salga a anunciar la función: “Mi memoria es como la policía: nunca está cuando la necesito”.

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Hace tiempo, y por algo que no viene al caso, leí El arte de la guerra, de Sun Tzu, y como si eso hubiera sido una convocatoria invisible sobre el tema leí casi en forma sucesiva varias novelas que tratan sobre lo mismo: la matanza de hombres por hombres, sin más pretextos que imponer el poder de una nación sobre otra. Así, entre otras, pasaron por mis ojos La velocidad de la luz, de Javier Cercas; El cortejo nupcial helado en la nieve y Tres cantos fúnebres por Kosovo, de Ismaíl Kadaré; Vida y época de Michael K, de J. M. Coetzee; La destrucción de todas las cosas, de Hugo Hiriart, y Memoria de elefante, de Antonio Lobo Antunes. Las mejores páginas que recuerdo de este grupo novelístico corresponden a Cercas y Coetzee.
Los motivos de Caín (Era, 1979), de José Revueltas —texto singular en su obra novelística—, cuenta el fragmento de historia de un sargento, se supone que real (Jack Mendoza le contó al autor, en una cantina de Tijuana, los motivos de su deserción del ejército norteamericano), que en su brevedad inicia y concluye redondamente. Fuera de la captura y tortura del invencible Kim, nodal en la trama, algo que me llamó la atención, dado mi amor por los perros, es lo que Jack cuenta de los coreanos (p. 80): “Los coreanos acostumbran comerse a los perros, y éstos, por tal razón, en Corea no son animales domésticos sino bestias tristes y llenas de odio, que jamás se ven vivos en ninguna población, por más inofensiva que sea para ellos. Los coreanos salen a cazarlos en los bosques, y luego los devoran muy en paz, mientras una sonrisa oblicua baila de satisfacción en sus pequeños ojos. No son fuertes, sino unos perros flacos, muy pobres, y que comen excremento humano, por lo que los campesinos acostumbran, igualmente, dejarlos llegar hasta las fosas sépticas, donde les permiten engordar para darles muerte en el momento oportuno”.

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En las raras veces en que me levanto muy temprano, es decir, antes de que salga el sol, he encontrado en el trasto donde ponemos agua a nuestras perras a una ranita, con las patas abiertas, flotando en la superficie; allí, es evidente, pasa las noches. Hace poco, en un charquito que quedó debajo de una de las llaves de agua del jardín, descubrí a un pajarito regordete dándose un baño. Hace tiempo noté que mi gato Zapata (enorme, gordo y burgués) dejaba algo de su alimento para una culebra que llegaba a comer en el mismo plato que él. Ah, los animales, maravillosos y felices, pese a todo.

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Le comenté a una amiga que leí, en Oaxaca, una playera que decía más o menos así: “El pene es buen alimento: tiene un par de huevos, produce leche, huele a pescado y sabe a pollo.”
Sopesó con seriedad la frase y concluyó, con base en su experiencia erótica:
—A pollo cocido no, tal vez a pollo crudo; pero no sé, yo nunca he probado el pollo de ese modo.

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Mickey Sabbath, el gordo y sexagenario protagonista de El teatro de Sabbath, de Philip Roth (Punto de lectura, 1997) es vicioso, amoral, adicto al sexo, complejo. Entre otras cosas, habla con su madre muerta, quien, al contrario de cuando estaba viva, ahora tiene opiniones ideológicas (p. 221): “Ideología, nada menos. Qué instruida se había vuelto en la otra vida. Debían de darles cursos”. La mamá incluso llega a ser fatigosa, le dice MIckey (p. 223): “Déjame en paz, cállate. No existes. Los fantasmas no existen”. Y ella le responde: “Te equivocas. No hay más que fantasmas”.
Robert de Niro en la cinta Están todos bien (nueva versión de la peli, con el mismo título, protagonizada por Marcello Mastroianni) es viudo; su médico, porque él lo hace, le pregunta si habla con su esposa muerta. No, responde; sin embargo, casi de inmediato el espectador descubre que la información que oímos en off, del personaje de Robert, está dirigida a su desaparecida cónyuge.
Una amiga me contó que su papá le confesó que él habla todos los días, antes de dormir y apenas despertarse, con su mamá difunta. Es decir, no hay más que fantasmas.

La novela tiene también otros paraderos interesantes. Aquí habla del feminismo (p. 366): “El tercer gran fracaso ideológico del siglo veinte. La misma bazofia. Fascismo, comunismo y feminismo. Movimientos ideados para enfrentar a un grupo de gente con otro. Los buenos arios contra los malos de otras razas que los oprimen. Las mujeres buenas contra los hombres malos que los oprimen. Quien tiene ideología es puro y bueno y los demás son malos. [...] Dentro de veinte años habrá una nueva ideología. Los seres humanos contra los perros. Los perros son culpables de que la gente viva como vive. ¿Y qué habrá después de los perros? ¿A quién culparemos de corromper nuestra pureza?”
Y aquí de la felicidad (p. 374): “La revisión de la literatura sobre el tema muestra que la felicidad es estadísticamente anormal, consiste en una agrupación discreta de síntomas, se asocia con una gama de anormalidades cognitivas y probablemente refleja el funcionamiento anormal del sistema nervioso central”.

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Cumplí años y las primeras felicitaciones formales que recibí, con semanas de anticipación, fueron de Cinépolis y de Hotmail. Ah, si mi abuelita viviera moriría al ver la modernidad cibernética, fría por definición, tratando de parecer cálida.

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Efraín Bartolomé, poeta, escribió (Cantos para la joven concubina y otros poemas dispersos, 1991) sobre Robertoni Gómez, escultor, cuyas gracias no son precisamente físicas. Dice Efraín (p. 50): “Tiene el rostro tallado a golpe de hacha/ pero su esencia se llama suavidad”.
En Almas muertas (RBA Editores, 1995), Gógol describe a un hombre poco agraciado (p. 82): “La Naturaleza forjó sin pensarlo mucho, sin recurrir a herramientas delicadas como la lima, el punzón y demás, sino que las hizo a hachazos: descargó un hachazo y salió la nariz, de otro salieron los labios, con una barrena gruesa le taladró los ojos y, sin entretenerse en pulir su obra, la lanzó al mundo diciendo: ¡Vive!”


Ilustración: Manuel Velázquez.

Contactos: hectorcortesm@hotmail.com

El Canshape (XI)


·El bien del prójimo ·Fe maldita
·A mi padre ·Opinión extranjera ·Deseos

Gran gusto me dio ver al doctor Gilberto Gómez Maza opinando sobre el actual proceso electoral que se vive en Chiapas. A través de la cápsula informativa La vía libre, que se puede encontrar en la Internet, y que coordinan muy bien los compañeros Ángeles Mariscal, Jeanett Solís, Raúl Ríos Trujillo e Isaín Mandujano, se le puede ver relativamente repuesto de sus afectaciones físicas. Sus palabras tienen toda la fuerza de la yunta que ara la tierra con esperanza de cosecha. Su cuerpo ya está cansado, es evidente, pero su espíritu conserva ese férreo amor por el prójimo y la esperanza de una mejor realidad. Sobre las actuales elecciones dice: “Es una elección de figura, de forma, que no va a dar más que la legalización de un proceso y el cambio de personas en los puestos y posiciones de poder, de los ayuntamientos y de la cámara de diputados. No habrá ninguna transformación, ni en sueños, porque muchos de ellos no tienen idea a qué van… ellos van a donde les pongan.”

***
Una anciana se acerca a mi mesa y con tono dulce y de ruego dice:
—¿Una ayudita para San Juditas Tadeo? —extiende un cesto de plástico con la imagen del santo al fondo. Lo adornan flores cortadas en cualquier jardín.
—No, señora, disculpe. No soy católico.
Lo cándido del semblante acanalado se transforma; su mirada se torna infernal y me condena. Le sonrío nervioso y ella muestra una dentadura menguada, amarillenta, amenazante. Parece que sus pensamientos se escuchan: “arderás en el infierno”.
—Que Dios lo perdone, pues.
Siento miedo…
Y el desayuno ya no sabe igual.

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En la vida crecimos distantes. Fue una toma de decisiones que no me corresponde. No hay culpables, me digo. No hay culpables, y sin embargo hay un hueco profundo en el corazón infantil de mi alma. No tuve un héroe de quién hablar, como quién ser cuando grande. Pero hoy estamos aquí, cara a cara, los dos ya con pelo en pecho: uno crespo y negrísimo, otro blanquecino. Nos miramos como amigos, papá, y en tus errores hallo mis consejos.

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Tengo un par de amigos extranjeros, uno peruano, otro español, documentos en regla, con los que eventualmente bebo cerveza y discuto los eternos temas masculinos. En términos respetuosos cada uno opina sobre lo que particularmente le llama la atención de México:
El peruano se sorprende que en nuestro país los ciudadanos elijan ejercer o no su derecho al voto, que el abstencionismo sea el problema a vencer en la construcción de la democracia. “En mi país votar es obligatorio, quien no lo hace es multado”. Creo que la medida es congruente porque el voto además de derecho debiera ser un deber cívico.
Al español, de oficio mecánico automotriz, le parece muy riesgoso que en México se le permita a cualquier persona adquirir un vehículo sin tener por lo menos un seguro de daños a terceros. “Te imaginas que quien apenas juntó su dinero para comprarse un vehículo atropella, lesiona o mata a alguien, qué va a hacer, cómo va a pagar su delito, ¿con la cárcel?, qué fácil. Qué va a pasar con la víctima o los deudos, en qué les compensa que el culpable esté preso. En mi país nadie puede adquirir un vehículo sin seguro, las automotrices están obligadas. De esa manera se garantizan gastos médicos, de funeral y demás indemnizaciones”. Habría que considerarlo.

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A cuerpos hermosos de muertos que no envejecieron y los guardaron con lágrimas en un bello mausoleo, con rosas a la cabeza y a los pies jazmines, se asemejan los deseos que pasaron sin cumplirse; sin merecer una noche de placer, o una mañana luminosa (Constantino Kavafis, Alejandría, Egipto; 29 de abril de 1863-29 de abril de 1933).


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