¿Pinocho?

¿Pinocho?
De ningún modo, es el canshapito posando con una su mascarita de parachiquito

viernes, 7 de mayo de 2010

El Canshape (V)


·Aclaratoria masónica ·Sin agua y sin competencia

Contamos en la entrega pasada sobre la poco afortunada (por las declaraciones, y sólo para él, porque para uno sirven como aserradero público) entrevista que el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, José Luis Mendoza Corzo, ofreció al compañero reportero Bernardo Revueltas, del Heraldo de Chiapas. En ella declaró que les “habían jalado las orejas” por llevar a sus acólitos a emborrachar a las populares cantinas zoque-capitalinas. Pero no sólo eso, sino, también, acusó, al más puro estilo de Dawn Brown, que son los masones quienes están detrás de la campaña mediática de desprestigio contra la Iglesia Católica:
—Sí, sí, nosotros sabemos que la masonería está detrás de todo esto, o sea como difamando a la iglesia; no sé si usted está enterado que para la masonería nosotros somos el enemigo número uno y ellos siempre, a través de la historia, nos han atacado, pero ahora se han ido por este lado, son capaces de pagar la noticia para que se difunda. Por ejemplo, el caso que se ve en la televisión repitiendo lo mismo, lo mismo, que el Papa tiene hasta culpa, que ni es católico; pedían que el Papa dejara su ministerio; o sea, son cosas que se difunden y que de alguna manera están detrás, están animando y hasta pagando.
Desde luego, este tipo de señalamientos no podían pasar desapercibidos (acá sí está bien dicho, porque aperciben: regañan, pues). El pasado 01 de mayo, una carta aclaratoria llegó a manos del autor de la entrevista y otros compañeros. La reproducimos a continuación:
“En relación a la nota que publicó el reportero Bernardo Revueltas el pasado 27 de abril del presente, titulada ‘Prohíbe iglesia a sacerdotes llevar acólitos a los bares’, en la cual el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, José Luis Mendoza Corzo, declaró: Que los sacerdotes tienen la costumbre de visitar cantinas con sus acólitos. Eso quiere decir que los sacerdotes sufren alcoholismo.
Como usted sabe, esa enfermedad no sólo destruye al que la padece, sino a todas las personas que lo rodean, desde los mencionados acólitos, personal de apoyo, feligreses, confesores, compañeros y familiares. No es culpa de nadie que alguien caiga en una terrible enfermedad como el alcoholismo.
A consecuencia de esa enfermedad, el individuo desarrolla problemas emocionales y de conducta, arrastrando sus pasiones por caminos escabrosos, a tal grado que la persona es capaz de cometer cualquier acto de violación sexual en niñas y niños, quienes depositan en ellos su confianza. Esa lujuria desbocada en la mente del enfermo alcohólico incrementa si no se acepta como tal.
Dentro de la abstinencia sexual que viven los sacerdotes, la lujuria alcohólica crece desmedidamente, desviación que lleva a los abusos sexuales de los sacerdotes con niñas y niños, pero también la homosexualidad que impera en los sacerdotes daña a los niños. Por ello, antes de que salgan del seminario deben llevar a cabo un inventario moral con ellos mismos y ser honestos con su vocación.
La culpa no es de la masonería ni de ningún otro grupo ajeno al catolicismo, tal y como lo externa el obispo auxiliar, José Luis Mendoza Corzo. La culpa es de ellos porque abandonaron la humildad y el sacrificio por el interés económico y el poder. La Iglesia de Cristo jamás terminará, lo que debe terminar son los hombres que han querido dominar al mundo con engaños y mentiras.
Soy un hombre de principios morales y conocimiento de la filosofía masónica y del alcoholismo. Soy un hombre de fe en un Dios católico, pero no comparto la opinión descoyuntada del obispo José Luis Mendoza."
Atentamente:
Darinel Navarro Ochoa

***
Nadie está en contra que durante los tiempos electorales algunos funcionarios públicos quieran llevar agua a su molino, lo que está mal es precisamente dejar sin una gota del vital líquido a la población mientras esto ocurre. Y aunque pueda parecer curioso, esto fue lo que se vivió hace unos días en Tecpatán: mientras su presidenta, Patricia del Carmen Conde Ruiz, continúa buscando una diputación local por el distrito XIII, su interina, Alejandra Heleria Trujillo, no sabe ni por dónde empezar a trabajar.
Luego de dos semanas sin agua, cerca de 500 personas tomaron las instalaciones del ayuntamiento tecpatecto para exigir solución inmediata, y no es para menos, sin agua la vida se paraliza: no se puede lavar ropa, trastos, pisos; los baños quedan inservibles, los animales no tienen qué beber y se entorpecen las labores del campo, entre otras muchas molestias. Por eso es muy importante no descuidar a la población por atender otros intereses. La responsabilidad adquirida debe comenzar y concluir en forma.
Ya que andamos por este rumbo de Chiapas, no podemos obviar comentar que los que andan peor que al principio son los de la coalición del PRD, PAN y Convergencia, que tenían, hasta hace poco, como candidato a Julio Santos Marín, quien fuera tesorero municipal de Conde Ruiz y perdiera la elección interna del PRI frente a Luis Enrique Aguilar Márquez. Al parecer, el desertor de las filas tricolor no aguantó la presión que viene ejerciendo el joven político que cuenta con todo el respaldo del FJR y de la comarca. Es de sabios cambiar de opinión, y más de sabios cuando no se tiene posibilidad de triunfo. Unidos por Chiapas tendrá que buscar un candidato legítimo, cosa difícil a estas alturas del proceso.


roraquiar@hotmail.com

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