La revista norteamericana TIME (Today Information Means Everything/Hoy en día la información lo es todo) dio a conocer ayer, a través de la internet, su séptima lista anual de las cien personas más influyentes del mundo. Este año el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ocupa el lugar más preponderante.
La popular publicación surgida en 1923 sitúa en lo alto de los líderes a Lula da Silva, de 64 años, quien llegó a la presidencia de Brasil en 2003 y cuyo mandato expira el próximo 1 de enero de 2011. "Lula es un auténtico hijo de la clase trabajadora latinoamericana, que una vez estuvo encarcelado por liderar una huelga", asegura el cineasta Michael Moore, quien se ha encargado de elaborar un perfil del líder brasileño para la revista, en el que destaca los logros de Lula para llevar a su país "al primer mundo".
Entre los artistas y celebridades destaca el dominio de la neoyorquina Lady Gaga, quien a los 24 años ha conseguido numerosos éxitos mundiales con su primer trabajo discográfico y con una sorprendente, además de polémica, apariencia en sus actuaciones. "El trabajo de un artista es retratar —ya sea a través de palabras o sonidos, letras o música— cómo es estar vivo en su tiempo. El arte de Lady Gaga captura el período que ahora vivimos", asegura la cantante Cindy Lauper en un artículo en que destaca la "admiración" que siente por la joven artista.
La revista también incluye en el número que saldrá hoy a la venta un análisis de quiénes son los más influyentes en internet, a través de un balance sobre el número de seguidores y de conexiones que esas personas acumulan en las redes sociales Facebook y Twitter. Según la lista, dominan Barack Obama y Lady Gaga, seguidos del actor Ashton Kutcher, la cantante Taylor Swift y la presentadora Oprah Winfrey. (Al parecer no hay mexicanos, qué noticia).
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El vicario general de la Legión de Cristo y director territorial en Italia, el mexicano Luis Garza Medina, aseguró que aceptarán "con obediencia" lo que la Santa Sede les pida, en referencia a la posibilidad de que la congregación pueda ser intervenida. Al preguntársele si la inspección se debe al reconocimiento de que su fundador, Marcial Maciel, abusó sexualmente de menores y tuvo varios hijos, Garza Medina explicó que no han recibido aún comunicación oficial (¡zape!, seguramente por bien portados los van a intervenir).
Pero acá en la capital zoque también serán “obedientes”, según lo declarado por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, José Luis Mendoza Corzo, en entrevista con el reportero Bernardo Revueltas. El religioso dijo que los casos de curas pederastas son dolorosos y que para evitar que sigan ocurriendo, el arzobispo Rogelio Cabrera les ordenó evitar “seguir” llevando a los acólitos a los bares. (Será sólo mi cabeza mal pensada que pregunta, ¿qué tienen que andar embriagándose los religiosos en una cantina?, ¿para qué llevan a su ayudante, para que les pase el cacahuate?, ¿pagarán con las limosnas de la misa? Etcétera, etcétera.)
“Esto nos debe ayudar para que entendamos que tenemos que ser una iglesia fiel, que dé testimonio y no andar como anunciando el Evangelio y viviendo otra cosa o haciendo algo contrario; yo creo que aquí la jalada de oreja que nos hacen, incluso el Señor, es para que no seamos hipócritas.” (Insisto, no parece esta declaración como la aceptación de que en Tuxtla pasa algo, cómo está eso de “como anunciando el Evangelio y haciendo otra cosa”; “jalada de oreja”, eso es para alguien que está haciendo mal y merece un correctivo; “hipócritas”, uy, es un concepto complicado: Tunda-burros: La hipocresía es el acto de pretender constantemente tener creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades, o estándares que uno en realidad no tiene. La hipocresía es así un tipo de mentira. La hipocresía puede venir del deseo de esconder de los demás motivos reales, o sentimientos, o deseos. La hipocresía no es simplemente la inconsistencia entre aquello que se defiende y aquello que se hace.)
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Se agradece profundamente a todos aquellos que participaron con entusiasmo en la campaña de búsqueda de Lalo, el chucho corriente y poco querido, además de poco agraciado (sí, ya me había dado cuenta, no tenían porqué recordármelo tan numerosamente), que se me perdió la semana pasada. Las acciones de recuperación llegaron hasta las últimas consecuencias, pero fue demasiado tarde. Los restos de Lalo fueron hallados en la basura de un expendio de tacos del lado poniente-norte de la ciudad. No estén tristes, a lo mejor un pedacito de él está en ustedes, aún.
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