Poesía bajo el sombrero
Arcadio Acevedo
Se llama Ulbester Alemán Farrera. Nació en el ejido Villa Morelos, municipio de Cintalapa, hace cincuenta años. Es chiapaneco. Usa sombrero. Gusta de obsequiar sombreros a sus amigos, y sí, también es poeta. A mucha honra.
Arcadio Acevedo
Se llama Ulbester Alemán Farrera. Nació en el ejido Villa Morelos, municipio de Cintalapa, hace cincuenta años. Es chiapaneco. Usa sombrero. Gusta de obsequiar sombreros a sus amigos, y sí, también es poeta. A mucha honra.
Hace versos desde que tenía once años. Según confiesa, una maestra suya de secundaria, y una profunda pena lo arrojaron en brazos de la poesía, mujer fatal para algunos, virgen milagrosa para otros:
En su incomprendido oficio reconoce las influencias y los consejos de los maestros chiapanecos del género: Armando Duvalier, Raúl Garduño, Joaquín Vásquez y, por supuesto, Jaime Sabines, as de la metafórica baraja.
En opinión de no pocos enterados, y en la suya propia, Ulbester Alemán es un poeta de arcilla y musgo, de selvas perennifolias y de llagas desérticas. Todo en la misma piel. Sus versos son hijos del monte y de las piedras. Son chupamirtos que se creen cenzontles. Y viceversa.
“Pues más que todo por mis vivencias me quedo con la belleza selvática, la belleza ora sí que del ambiente ¿no?”. Un libro suyo “Memorial de la montaña” ha caminado en busca de editor, infructuosamente, once largos años, lamenta el poeta.
Stevens afirma que no hay un material específicamente poético, puesto que el mundo entero es material para la poesía. Pero, cuando ésta se lee (es decir, cuando el mundo se organiza en un poema), la poesía “debe estimular cierto sentido de vivir y estar vivos”. La poesía, pues, se lee con los nervios.
Esta es la voz, la cadencia interior del poeta chiapaneco:
En la cálida noche
Se encuentra el pájaro
Que acompaña a la luna
Y con tono desafinado
Busca el fantasma de su amada
Gorjea un par de años
Anuncia que la lluvia se acerca
Para bañarlos a él y a su fantasma
Reclama que la hemática flor
Templa con su mágica luz
Su plumaje verde oscuro
¡Ah, noche de canto bajo la lluvia!
Si supieras que fría tengo el alma
En la cálida noche
Se encuentra el pájaro
Que acompaña a la luna
Y con tono desafinado
Busca el fantasma de su amada
Gorjea un par de años
Anuncia que la lluvia se acerca
Para bañarlos a él y a su fantasma
Reclama que la hemática flor
Templa con su mágica luz
Su plumaje verde oscuro
¡Ah, noche de canto bajo la lluvia!
Si supieras que fría tengo el alma
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