El Canshape

De inicio de semana y ayuntamientos

Empezar la semana requiere más que buenos deseos, requiere de onda disciplina para cortar de un tajo el hilo que nos une a la complacencia del fin de semana, al distanciamiento que conscientemente logramos con el afán de relajarnos y descansar, pero tan nos quedamos con esa idea que se vuelve un verdadero lastre volver a la rutina productiva, de hecho de no poder sincronizar los horarios personal con el laboral uno empieza la semana a partir del miércoles cuando poco o nada se puede hacer para salvarla.

Esta lucha tiene lugar conmigo cada inicio de semana, tardo mucho tiempo en hacerme a la idea de que el descanso terminó y hay que volver a la dinámica, pero veo a mi alrededor y todos disfrutan de un domingo familiar: salen a los ranchos a comer conejo asado o caldo de gallina de patio con tortillas hechas a mano; van al cine, comen palomitas y nachos, se meten sin pagar a otras salas y si los cachan no se avergüenzan, se carcajean hasta las lágrimas y se dan un abrazo cómplice y se van a casa; otros compran sabritas y refrescos y rentan películas de estreno y se pasan la tarde frente al televisor, hasta que les duele el estómago o les da un calambre repentino en la pantorrilla y se van a dormir o hacen el amor…

Pero yo tengo que tomar un taxi e ir al periódico y hacer como que trabajo para que hagan como que me pagan, y aunque estoy casi siempre a punto de ceder a mi impulso de no escribir, pienso, al tiempo que me consuelo, que por ahí debe haber una persona o dos que abre el periódico esperando leer lo que me ha pasado o lo que pienso de tal o cual acontecimiento, a gente que no le interesa en realidad si estoy o no en lo correcto, que no espera precisamente un análisis del acontecer diario o un ensayo político, sino tal vez reflejarse en alguien común que se preocupa por lo que le pasa a su país, a su estado, a su municipio, a su vecino, y es entonces cuando cobro entusiasmo para ponerme a teclear.

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En mi pueblo, en Tuxtla Chico, la gente quedó completamente decepcionada con el exedil Osvaldo García Solís, quien a pesar de presumir ser evangélico hizo de su administración un infierno, no para él claro pues estuvo en la gloria, sino para el municipio, que casi queda encuerado, pues lo atracaron, se llevaron lo que servía y dejaron descompuestas computadoras, motocicletas, patrullas asignadas a Seguridad Pública, fax, escritorios, papelería de oficina y hasta lámparas que alumbraban el corredor de la presidencia. Pero según sus hermanos de religión hizo un buen papel y hasta oraron por el buen término de su gestión. Ahora le toca a Esaú Guzmán, el nuevo presidente, darle rumbo al pueblo, resanar los males y denunciar lo que quedó mal, aún está a tiempo y si no lo hace se convertirá en cómplice y pronto tendrá a los tuxtlachiquenses exigiéndole cuentas.

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En Tecpatán, el presidente municipal Luis Enrique Aguilar Márquez dio a conocer los nombramientos de los funcionarios que permanecerán al frente de las diferentes áreas del ayuntamiento durante la administración 2011-2012.

La relación quedó de la siguiente manera: en la Dirección del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), María del Carmen Márquez; como secretario municipal, Israel Altunar Saraoz; la Tesorería Municipal será dirigida por Nora Elena Estrada Arévalo; mientras que la Dirección de Obras correrá a cargo de René Urbina Escobar.

Juan Antonio Guzmán Náñez ocupará la dirección de Desarrollo Agropecuario; Leonardo Álvarez Guzmán, Seguridad Pública Municipal; Jairo Hernández Gutiérrez, Servicios Públicos; Gerardo Hernández Márquez, Turismo, Cultura y Deporte; Sergio Escobar Torres, Comunicación Social, y Fabián de Jesús Hernández Gómez será el encargado de la Contraloría Municipal.

Aguilar Márquez dijo que con cada uno de los colaboradores pretende trabajar durante los próximos 20 meses, y les encomendó trabajar en pro del municipio, en donde el servicio y la calidad humana sean las cartas de presentación para con la ciudadanía.

*El Canshape es un sitio encantado de Tuxtla Chico

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