¿Pinocho?

¿Pinocho?
De ningún modo, es el canshapito posando con una su mascarita de parachiquito

lunes, 29 de noviembre de 2010

El Canshape (XXXIV)

De vuelta

"Pienso que ahora, cuando escribo, habrá otras muchas personas haciendo lo mismo: la columna. No sé cuántas. Es una forma de comunión curiosa, en una liturgia rara, rarísima. Una profesión poco defendible: escribir algo más de treinta líneas cada día sobre lo que todo el mundo sabe, y meter en medio nuestras cosas: a veces un ramalazo de amor, otras de desidia y de su soplo de abandono, o el dolor del puntapié que nos da el oficiante de al lado. Hacemos una cacería continua de algo que no existe: la realidad. Tratamos de buscar antecedentes, leyes generales: de fingir que hubo un pasado, cuando hubo tantos, y que hay un futuro, cuando eso es lo que menos existe de todo. Intentamos comunicarnos: dar palabras a quienes piensan lo mismo que nosotros, pero no las tienen dispuestas; o producir ira a quienes están en las antípodas"
Eduardo Haro Tecglen

Tras unas merecidas vacaciones, de las que dispuse la mitad para celebrarme y cantarme a mí mismo, como Walt Withman, por mi cumpleaños feliz (fiestononón a decir de algunos), y la otra mitad para visitar a mi madre adorada, allá en su pequeña casa roja de Infonavit, tan suya que hasta el aire que uno respira se debe exclusivamente a su generosidad, rodeada de vegetación abundante, endémica de Tuxtla Chico, vuelvo a la ciudad y a la escritura de esta columna: los primeros pasos, ya con sus respectivos tropezones y raspones, en este mundo avasallador del comentario periodístico.
No es cosa fácil, he de reconocer, y mi primer error fue democratizar la opinión, porque no ocurre como con una entrevista o un reportaje, en los que la información es una y lo que es apreciado es su tratamiento, la forma particular en que cada colega hace su trabajo, de ahí que cada acierto sea reconocido, y los yerros se minimicen: exponerlo no representa riesgo mayor. En los juicios, por otro lado, uno se enfrenta a los millones de juicios distintos y lo peor que se puede pretender es superponer alguno. De ahí que eventualmente comprenda la distancia que a veces existe entre reporteros y columnistas, pues rara vez comparten la misma percepción. Por mi parte, no dejo de ser lo primero y estoy empeñado en ser lo segundo.

***
Me pregunto por qué se hicieron de la vista gorda durante tanto tiempo los de la Iglesia Católica y recién aceptan el uso del condón sólo como medida para prevenir la transmisión del Sida y diversas enfermedades venéreas, si principalmente es utilizado como método anticonceptivo –sí, esa palabrota que los hace persignarse−. A lo mejor digan que ni enterados estaban, de ahí que a lo largo de la historia se sepa de tanta monja embarazada por los propios sacerdotes.
Como seguramente ya sabe, el Papa Benedicto XVI admite el uso del condón en algunos casos como en las relaciones sexuales con prostitutas. Un poco atrasada la resolución, pues su uso no es de ahorita –ay, sí, qué descubrimiento−. Ya en Egipto, al menos desde 1000 a. C. se utilizaban fundas de tela sobre el pene. La leyenda del rey Minos (1200 a. C.) hace referencia al empleo de vejigas de pescado o vejigas de cabra para retener el semen. El preservativo masculino también tiene antecedentes en Grecia y Roma donde se usaban membranas animales (de intestino y vejiga).
Este pequeño gesto de tolerancia, motivado por la necesidad de proteger la salud y sin ser indiferentes a la forma en que se vive la sexualidad hoy en el mundo, puede tener derivaciones positivas para la Iglesia, pues la continua pérdida de adeptos debido a lo inexorable de su ideología puede reducirse al abrir esta ventana a la luz del nuevo siglo y dar fortaleza a lo que bien puede llamarse la evangelización moderna.

*El Canshape es un sitio encantado de Tuxtla Chico.
roraquiar@hotmail.com
961 111 58 69
http://elcanshape.blogspot.com/

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