Hace ya un tiempo, cuando coordinaba la sección cultural del periódico NOTICIAS, tuve la oportunidad de conocer y entrevistar a quien considero uno de los grandes talentos chiapanecos (nacido en Zamora, es, como él mismo lo dice, un chiapaneco enamorado de Michoacán, un michoacano enamorado de Chiapas): el buen Arcadio Acevedo.
Admirador de su trabajo como periodista, monero (no le gusta que le digan caricaturista, muy su gusto), locutor, videoasta vernáculo (término suyo, claro), pintor, y, sobre todas las cosas, un gran escritor, coleccioné la serie "Los choros del Kamizoque" por parecerme, además de bien lograda y divertida, el claro ejemplo de un corazón de niño en una envoltura un tanto ajada. Preocupado por el medio ambiente, las relaciones humanas, la cultura y la educación, el protagonista pregunta desde su candidez porqué el mundo no es sólo una caguama helada con botana, y, de ser posible, a buen precio. Aunque parece no afectado por las injusticias del mundo, no deja de criticarlas, y qué bueno.
Expongo la mitad de la serie, con el permiso del autor, para que más gente la conozca, y porque creo, con la fe irrenunciable del propio Kamizoque, que de algún modo puede fomentar el gusto por la caricatura entre los jóvenes, y —ya cayendo en la exageración, talvez— abonar al entusiasmo de los creadores en Chiapas que, por alguna razón, o dos, o tres, han dejado de producir. Un abrazo a esos maestros.
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